El papel de las mujeres en la actividad empresarial es cada vez más destacado y aunque aún queda mucho camino por recorrer, hoy hay más mujeres desempeñando papeles directivos y como emprendedoras.
El papel de las mujeres en la actividad empresarial es cada vez más destacado y aunque aún queda mucho camino por recorrer, hoy hay más mujeres desempeñando papeles directivos y como emprendedoras.
Cada día podemos darnos cuenta no solamente que el liderazgo femenino es positivo, sino que también las razones por las que lo es son totalmente válidas y acertadas. Además de favorecer la integración, la inclusión de las mujeres también mejora el perfil innovador de las empresas. Está más que demostrado que la diversidad es un valor y crea una ventaja competitiva.
De las empresas con mejores resultados financieros, 20% tienen una mayor presencia de mujeres en posiciones de liderazgo, en contraste con el 20% de las empresas con menores resultados financieros que mostraban un grado mucho menor de mujeres en puestos de liderazgo. La inclusión de ambos sexos en puestos de liderazgo crea una mayor sinergia y mayores beneficios para las empresas que dirigen sus esfuerzos a dar apertura a distintas ideas. Los diferentes estilos de liderazgo femeninos se conjugan perfectamente con los masculinos y su interacción evita que la organización de la empresa se vuelva monótona. La diversidad nos ofrece una gama más amplia de visiones que ayudan a descubrir antes los problemas y su solución, y a detectar rápidamente las oportunidades.
Según un estudio de InfoJobs, la mujer lidera los departamentos de empresas en áreas de Atención al Cliente, con más del 66% de mujeres al frente; Recursos Humanos, con más del 55%; Administración, con el 51.7% y, finalmente, en el ámbito de la Comunicación con el 51.4%. Lo que tienen en común este tipo de trabajos, es el hecho de requerir a líderes con capacidades y/o habilidades para dar atención y mantener una excelente comunicación, tanto con los empleados como con los clientes.
El incremento de mujeres en puestos de liderazgo y estratégicos se debe a que cada vez más mujeres se interesan por superarse en los estudios de licenciatura e incluso un grado más alto, lo cual les ha permitido tener mejores oportunidades en el campo laboral, esto de acuerdo con la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE). Así, como resultado de la preparación educativa, las mujeres en México ocupan el 31% de los puestos de alta dirección.
Si bien, el género femenino se ha superado para involucrarse en puestos de mayor relevancia, también es cierto que las mujeres en los negocios se han preparado mentalmente para rendir más y ser más productivas. Esto habla de una gran disciplina e inteligencia emocional desarrollada por parte de las mujeres para poder desempeñarse, de la mejor forma, en un puesto que requiere tolerancia a la frustración u otras circunstancias que puedan presentarse debido a la gran responsabilidad que el trabajo les exige.
También han desarrollado comportamientos y prácticas de liderazgo que les han abierto camino en la inclusión y la cohesión de la empresa. Entre esas prácticas encontramos conceptos como:
- Empoderamiento: Que se basa en permitir que el equipo explote su talento y que superen las expectativas con éxito.
- Rendición de cuentas: Se trata de delegar responsabilidades en los ámbitos que cada profesional controle. Esto demuestra confianza en la plantilla laboral.
- Valentía: Consiste en impulsar a los trabajadores a hablar de forma directa y clara. Así, el profesional aprende a asumir riesgos necesarios.
- Humildad: Explotación de los errores como oportunidades para aprender. Se trata de la capacidad de admitir que no somos perfectos y que en ocasiones necesitaremos consultar a otros profesionales para combinar ideas.
Adicionalmente, una de las razones por las que en los últimos años se han incrementado las oportunidades para las mujeres en el mundo laboral, es el hecho de su alta participación en organizaciones y en la exigencia en las esferas políticas para promover un ambiente de equidad, no solo en la vida diaria, sino en el trabajo, con salarios justos y condiciones laborales adecuadas.
En definitiva, la manera en que el género femenino se ha solidarizado entre sí para lograr cambios es de aplaudirse porque han visualizado las áreas de mejora u oportunidades que han ido mejorando gracias a alzar su voz y, como plus, se ha hecho conciencia en la sociedad general.
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